El alumnado de la Escuela Dentro Cine nos habla de su proceso artístico colectivo de resiliencia a través de la práctica cinematográfica y la acción de la psicoterapia.
Hoy más que nunca hay que replantearse la educación artística-cinematográfica y emocional como un derecho para toda la infancia, adolescencia y juventud , especialmente para los que están en situación de vulnerabilidad .
Alumnos y alumnas de la Escuela Unocine hablan de su derecho a la auto-representación y de rodar en libertad.
Las fotos de aquí abajo y los textos que veréis a continuación, son una muestra de las historias de vida de los jóvenes que participan en nuestros proyectos. Todas las fotografías son documentales, instantáneas de nuestros alumnos y alumnas. Las citas escritas no se corresponden con las fotografías y los nombres para preservar su intimidad.
«Me he sentido libre de poder contar mi vida sin tener miedo ni sentirme avergonzada»
«Mostramos una parte de nosotros que nadie ve, nuestro dolor, nuestra ira, nuestro amor hacia los demás, no solo lo que la gente se cree que somos, sino lo que realmente somos».
«Tengo una familia, aunque no es la que esperaba tener»
«A los 8 años era responsable de mis hermanos y de ayudar a mi padre en Medellín».
«Seguramente la mayoría de la gente no se imagine cómo puede haber situaciones así, creo que la mejor manera de contarlo es rodar la realidad del día a día y mostrarla en una película. A mucha gente puede abrirle los ojos a lo que estamos pasando tanto yo como mis compañeras, y a la vez es importante para crear conciencia en los que son iguales a nosotros»
«Esa mañana le habían hecho la prueba del pañuelo»
«Aquel día era lunes, Selma había faltado las tres primeras horas de clase cuando apareció llorando por la puerta. Me contó que la habían casado».
«Nos juzgan sin conocernos, y creo que si una persona conociera mejor a otra se pondría en su situación y entendería más por qué es así, por qué hace lo que hace, sus comportamientos, su reacciones. Es algo que la gente debería saber».
«Verme en el cine interpretándome a mí misma supuso un antes y un después»
«Una tarde protagonizamos una secuencia juntas. Nos habíamos propuesto abordar el tema de la violencia de género. Algo mucho más habitual de lo que se cree entre chicas de nuestra edad. La secuencia transcurría en el umbral de un portal, donde charlábamos y comíamos pipas cuando recibimos el mensaje de una prima de 15 años contándonos que había pasado la noche en el hospital, después de que su marido le diera una paliza».
«Verme en el cine interpretándome a mi misma ha sido algo muy fuerte, nunca me había visto desde fuera en situaciones tan radicales y hacerlo supuso un antes y un después para mi».
«Decidieron quitarme y darme en adopción»
«Decían que tenía un mal hogar, que tenía que cambiarlo porque no era bueno para mí estar con mis tías y no con mis padres, que mis padres no eran un buen ejemplo para mí, porque mis padres si que estaban en las drogas, y con una mujer que no era adecuada para mí ni para sus hijos. Decidieron quitarme y darme en adopción».
«Es un equipo en el que alguien comienza a contar algo y el resto se acaba uniendo, algunos lloran porque lo que escuchan les toca una herida que ellos también tienen. Hacer cine es como una terapia que te deja a gusto porque saca algo que llevaba mucho tiempo ahí dentro, y lo haces con el equipo, con otras personas».
«Nos tapan la cara y escuchan a otros que hablan en nuestro nombre»
«Solucionan los problemas tapándole la cara a la gente, pero no nos miran a los ojos para saber lo que nos está ocurriendo. Nos tapan la cara y escuchan a otros que hablan en nuestro nombre».